martes, 9 de abril de 2019

VALOR SOCIAL Y MORAL DEL TRABAJO

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Valor social y moral del trabajo


El trabajo es una categoría central de la Sociología. La naturaleza colectiva del trabajo “humano” y el sistema de relaciones sociales que lo conforma, hace del trabajo un centro de atención constante para los sociólogos: 

Cada formación social desarrolla un tipo específico de relaciones sociales para atender la actividad laboral que impacta decisivamente en las características de cada sociedad y en la cultura y forma de vida de sus habitantes. La constitución misma de la Humanidad como especie social está vinculada al desarrollo de relaciones cooperativas en el trabajo. Por otra parte el conflicto social derivado de las relaciones laborales es una de las cuestiones más atendidas por la Sociología. Una empresa es por encima de todo un organismo social, como lo son otras instituciones indispensables para el desenvolvimiento armónico y productivo de una sociedad humana. Los Poderes Públicos, los sindicatos, los partidos políticos, los institutos de educación y las organizaciones no gubernamentales son activos de toda sociedad plural.
Cada institución cumple un fin prominentemente social. La empresa no puede estigmatizarse como un ente contrario al fin social de las instituciones.


La misión de una empresa pública o privada es producir bienes y servicios de alta calidad y a precios razonables para la sociedad. La empresa no vende sino crea valor social a través del trabajo mancomunado del empresario, el profesional y el obrero, quienes, junto con los factores de capital y tecnología, satisfacen necesidades humanas y fomentan el bienestar del individuo.


Existe la equivocada noción, inclusive en sociedades avanzadas, de que la empresa es sólo un ente que produce ganancias a sus accionistas o impuestos al fisco y se desconoce la contribución que destina a la sociedad en su conjunto. La empresa eficiente alcanza destrezas tecnológicas y gerenciales para producir un bien o servicio que el colectivo necesita para su bienestar material y espiritual. Hay empresarios que defraudan a sus clientes y proveedores tomando una porción exagerada de su valor social, o fiscos que imponen impuestos más allá de lo racional. Ambos pueden descapitalizar un ente productivo. Por eso un Estado responsable protege la constitución y función social de la empresa.


La creación de valor social, la generación de empleo, la formación de recursos humanos, las destrezas operativas, el entramado de productividad que se constituye a través de la relación de la empresa con clientes y proveedores, el desarrollo científico y tecnológico y la implantación de elevados estándares de higiene, seguridad y ambiente, son muchas veces pasados por alto por un empresario inescrupuloso o un fisco insaciable.

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